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Diferencias entre el gas natural y el gas licuado del petróleo

El gas natural se ha posicionado como unas de las fuentes de generación de energía más extendidas en México y el mundo. Su eficiencia, seguridad, menor impacto ambiental y otras particularidades de su naturaleza han hecho crecer su demanda como energía de transición. Ahora bien, puede llegar a confundirse con el gas licuado de petróleo (GLP), aunque los dos tienen diferencias muy marcadas que vale la pena explorar para conocer sus particularidades y seleccionar el energético que más convenga para las necesidades de cada uno, tanto a nivel industrial, como a nivel hogar.

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Los contrastes son evidentes desde el origen de ambos energéticos: mientras que el gas natural es extraído de yacimientos repartidos por diferentes puntos geográficos del planeta donde se encuentra almacenado el gas natural -mismo que se formó hace millones de años gracias a la mezcla de materia orgánica, organismos vegetales y partículas areniscas- el GLP se obtiene a través de los procesos de destilación del petróleo, por lo que tiene una relación directa con este hidrocarburo.

La composición también es diferente, ya que el gas natural es principalmente metano, mismo que se produce por la descomposición de plantas. El GLP, en cambio, se forma gracias al propano, butano y propileno. El gas natural es más ligero y se dispersa más rápidamente, mientras que el GLP, al ser más pesado, se puede concentrar rápidamente durante una fuga.

Ahora bien, en su forma de transportación y uso, hay disparidades destacables. El gas natural se transporta por ductos -marinos o terrestres- que van desde los yacimientos a los consumidores finales, generalmente clientes industriales. En cambio, el GLP tiene la particularidad de poder cambiar su forma, e ir de una composición gaseosa a liquida gracias a un proceso de compresión y enfriamiento, por lo que de esta forma su transportación se da principalmente a través de vehículos especiales con cilindros y se almacena en tanques, lo que ayuda mucho en su acceso para consumidores urbanos; al menos en México, este segundo energético es el más utilizado por hogares.

El mayor beneficio de GLP es su forma de transportación, ya que puede llegar prácticamente a cualquier lado, incluyendo las zonas donde los ductos pueden tener dificultades de paso. En cambio, el gas natural tiene una aplicación mayor para la industria: de acuerdo con información de Deloitte, la industria química y de metales son las que más consumen este energético, que ha tenido un crecimiento anual de casi 4%.

Hablando de los beneficios, el gas natural tiene una larga lista de atributos positivos, como:

  • Tiene menos impurezas que otros combustibles fósiles, es menos complejo químicamente, y cuando se quema, produce muchos menos GEI (gases de efecto invernadero) que otros combustibles fósiles.
  • Casi el 90 por ciento del valor energético del gas natural llega a los consumidores. Eso significa que se gasta muy poca energía en extraerlo y transportarlo, un factor que ayuda a mantener bajos los costos y las emisiones.
  • Más del 99.999 por ciento de todas las entregas a través de gasoductos se realizan de forma segura cada año. Los gasoductos están estrictamente regulados en América del Norte, con algunos de los estándares de seguridad e integridad más altos del mundo.

Cuando se sopesan las características, es fácil ver por qué el gas natural actualmente satisface el 60 por ciento de la generación eléctrica en México. Frente a otras fuentes de energía, el gas natural destaca como energético de transición.