Conoce qué es el Mix Energético y cuál es su importancia
Hay muchas forma de llamarlo: matriz energética, surtido energético, o el más utilizado, mix energético. Un concepto que durante los últimos años ha tenido una mayor relevancia debido a su papel fundamental dentro de cualquier discusión sobre transición energética o acciones para atajar el cambio climático.
En términos generales, el mix energético es la mezcla de diferentes fuentes de energía primaria - forma de energía disponible de la naturaleza antes de ser convertida o transformada - que se vierte en la red eléctrica de una cierta geografía, como un país, una región, o un continente. En ese sentido, podemos decir que la mezcla representa la composición energética que se consume en un lugar, de acuerdo con los diferentes orígenes de esta: petróleo, gas natural, carbón, biomasa, agua corriente, viento, o radiación solar, por nombrar algunas.
Este concepto es especialmente relevante en términos de transición energética y competitividad de un país, ya que en primer lugar, ayuda a determinar el porcentaje de energías renovables o de hidrocarburos que se utilizan, factor relevante para cumplir con los diferentes convenios internacionales de carácter ambiental, como los Acuerdos de París. En segundo lugar, el mix ayuda a visualizar costes de energía, dependencia hacia otros países, o indicadores industriales y de desarrollo.
Lo notable es que este mix no es algo sólido e inmutable, y al contrario, tiene la capacidad de adaptarse a nuevas realidades económicas, políticas y ambientales de la mano de nuevas tecnologías e inversiones en infraestructura. Por poner un ejemplo, podemos ver cómo ha evolucionado el surtido energético mundial a lo largo de los años: en 1800, el cien por ciento estaba centrado en el uso de biomasas tradicionales, como madera o desperdicios; pero para 1900, ya se tenía un importante componente de carbón debido al desarrollo industrial en diferentes regiones del planeta. Posteriormente, en el siglo XX se adicionaron nuevas fuentes al mix, como la energía nuclear en la década de los 60s, o las energías renovables en los 80s. Actualmente, la mezcla mundial ha reducido su dependencia de carbón - una de las fuentes de energía más contaminantes- y ha habido un crecimiento exponencial en la demanda del gas natural y energías renovables, mientras que el petróleo sigue manteniendo una posición preponderante (Our World in Data).
En el caso de México, y de acuerdo con datos de la Secretaría de Energía, la transición hacia fuentes de energía menos contaminantes se encuentra en marcha ya que el 31% del mix proviene de renovables y de energía de generación limpia: hidroeléctrica 16%, eólica 7.5%, solar 4.3%, nuclear 2.0% y geotérmica 1.2%. En 1990, la situación era muy diferente, de acuerdo con Our World in Data: de los 117.50 horas terawatt de producción de energía, 64 eran de petróleo, 13 de gas, y 7 de carbón; solo existía un numero relevante en energías renovables con la generación hidroeléctrica, de 24.
Frente a todo esto, el papel del gas natural – mismo que representa el 60% de la generación de electricidad en México- es esencial para el mix energético en dos sentidos. En primera instancia, representa una fuente de energía menos contaminante y mucho más eficiente que el carbón y otro tipo de hidrocarburos; y también complementa a las energías renovables para esos momentos en que el viento no sopla y el sol no brilla, lo cual es un recordatorio de que nuestro futuro se basa en la coexistencia entre el gas natural y las renovables. En resumidas cuentas, el gas natural es una opción relevante como combustible de transición.